Así lo sentís
martes, 26 de abril de 2011
Cambio de piel
A todo gusanito peludo le llega su momento... No tarda en llegar la primavera, cuando la fea y viscosa caparazón le abre paso a hermosas y coloridas alitas. Sin embargo, confieso con dolor, pocas veces ese bello momento, en la vida de las mariposas, es notado por los infames cerditos.
Otras veces, esos marranitos despotrican y rebuznan violentamente ante la hermosa presencia de un nuevo y deslumbrante ser. Mezquinos arrebatos ciegan la hermosa escena que ilumina nuestro entorno, porque no sólo es el cambio de piel de una mariposa lo que acontece sino que todo su mundo deviene pura primavera.
El verde de los bosques sabaneros apela por el ímpetu juvenil y cariñoso de nuestra mariposita. La urbe protocampesina es violentamente transformada en una versión soft o precoz de un central park en potencia, que solo mentes iluminadas como las del mariposario pueden reconocer. El suave arrullo del suburbio se desvanece ante la presencia atonal de un mundo nuevo lleno de luces de neón y torres de avispas.
En vez de cambiar de piel, los macabros cerditos se revuelcan furibundos e inundados de iras inexplicables, reclamando airosos por un pequeño espacio para sus inmutas pieles de metal.
Mi corazón se agita con palpitante ardor, ante tanta necedad, en este nuevo palacio, cual pececito dorado resplandeciendo incansablemente en su brillante pecera.
de vuelta,
Matías
martes, 29 de marzo de 2011
Enséñame tu limoncito
He de confesar que no hace poco empecé a enfrentarme a ese miedillo a tu limoncito. Entre mis pocas herramientas sólo contaba con mi delicioso cuerpo, mi espíritu aventurero y mucho cariño.
Aún recuerdo mi primer día en tu recámara, yo lleno de susto y embarrado en aceite; vos con aquel Animalito Mundial irradiando seriedad...uuuuy cuanto pavor! Nada fue fácil en aquella
primera...reunión...jijiji. Hoy puede sentirme orgullos@ de ser primer@ en tu lista de cariños.
Hace menos de un año aquello era impensable. Hoy ya puede decirte con firmeza: "Nene, enséñame tu limoncito". Caras de envidia, coraje y frustración llenan los pasillos del trabajo. Incluso, algunas de mis amigotas me preguntan con cierta pavorosidad: "¿Cómo te comés ese limoncito sin arrugar la carita?" Yo les contesto con cierta seriedad: "Con emprendedurismo, ese es el motor de todo cariño, porque sólo el que es dueño de su culito puede volar muy alto".
En fin, estos últimos días no sólo he logrado el cariño tuyo, mi Animalito Mundial, sino que he ido puerta por puerta y de puerto a puerto ofreciendo cariño por doquier; exclamando con vigor: "¡Papi, enséñame tu limoncito!"
Oh sorpresa la de esta empoderada mariposita, que ha gozado de una embriaguez de polen, de un verdadero festín gastronómico, de un cariño desmesurado.
Una lección me ha dado la vida: el hecho de que se vea verde, delicado y algo amargo no significa que sea un limoncito...
En éxtasis,
Mati
Por cierto, quiero enviar un besito efusivo "a mon papillon en cuir" por la sugerencia.
domingo, 27 de marzo de 2011
El poder de las mariposas
Mi querida Leslie, donde quiera que te encuentres ojalá y
puedas ser feliz y amar con todo el cariño. Mi linda rosa llena de espinas, te equivocas con respecto al amor, el amor es una divina acción que centellea belleza sobre este delicioso mundo.
Mi dulce Leslie, no has perdido el amor por el mundo lo que has perdido es el amor en ti misma. No existe sacrificio en el amor es el odio el que sacrifica la belleza; ese horrible sentimiento ciega y cubre de maldad, fealdad y dolor donde solo hay cariño ,
ternura y amor.
Mi querida Leslie, el amor es milagroso y cura cicatrices, encanta y llena de belleza el mundo. Prueba de ello es la hermosa Bell Nuntita.
Ayer este gorrioncito descubrió a esa bella mariposa. Curioseando
por la red la encontré y quedé simplemente pasmado por la ternura que irradia está niña... Se me crispa la epidermis al ver su hermoso rostro y me llena de cólera saber que existan cerditos mal portados que no entienden que la belleza a veces, por errores del destino, viene en frascos equivocados.
Para esta delicada niña, que toda su vida ha recibido odio y burlas, no existe mejor respuesta que el amor. Un corazón tan grande sólo puede merecer cariño, cariño y más cariño.
Que una bella mariposa nazca entre cerditos debería ser motivo de alegría, júbilo y esperanza nunca motivo para el odio y la violencia. A mi querida madre le debo la belleza de cisne que irradio mientras que al odio y palizas de su padre, la hermosa Bell, le debe todo el amor y cariño que emana.
Oh, mis terribles cerditos, cuánto odio envenena sus
hermosos corazones, cuanto miedo ciega sus ojitos. El pecado no es apreciar la belleza, el pecado es destruirla.
Por suerte, mis queridos marranitos, mientras existan mariposas que llenan de belleza este mundo no estará todo perdido. No importa cuántas lágrimas nos hagan derramar, nosotr@s siempre los vamos a amar, no importa cuántas veces nos amputen las alas siempre las abriremos con más fuerza. Porque la belleza del mundo es un reflejo de la luz del sol a través de nuestras hermosas alas.
Así que, mi querida Leslie, por más imposible que creas que
sea el amor recuerda a Bell que nos dice que es posible.
Con mucho amor,
Matías
jueves, 24 de marzo de 2011
La despedida de una amiga
Queridos lectores hoy voy a transcribir la carta que Leslie, una muy querida amiga mía, me dejó antes de partir. Esa princesa, de apariencia de niña frágil, ha sabido cautivar el corazón de ese muñequito de trapo. No tengo palabras para expresar el cariño que le guardo a esa mariposita, solo espero que la gran mesa la cubra entre sus patas y le dé ese hombre que tod@s andamos buscando. Sin más les adjunto la carta de mi rosa con espinas:
Querido Matías:
Cariño, me despido de ti advirtiéndote que hay noches en las que dos almas como la tuya y la mía tienen que coincidir. Tú, como la Luna, incansablemente correteando la Tierra y yo una vieja estrella, que en cierta noche de verano, se deja ver. Así sabemos, por el fluir de las cosas, que vos y yo nos encontraremos nuevamente.
Mi destino es la aventura como el tuyo el cariño. Mi límite el cosmos como el tuyo... la Tierra. Almas como la mía son errantes: no hay puerto que las sostenga ni hombre que las domine. Lamentablemente, la soledad es nuestra única certeza pues nosotras, las pendenciaras, irradiamos miedo entre los "puerquitos", como vos mismo los llamas cariñosamente.
Para mí, Matías, el amor no es un acto de caridad sino uno demoníaco. No hay nada de redentor en amar como no hay nadie que muera por mí. Amar, para mí, es un acto desquiciado, desequilibrado.
Ya lo dijo alguien por ahí: " El amor es ese acto que surge con arrebato de la nada y genera caos, ese caos es este apestoso mundo que tanto amas; un terrible error ocasionó el mundo y ese
error es el amor".
El amor, mi querido, es asumir ese catastrófico error sin misericordia. El amor no se derrama a todos por igual, es un acto miserablemente egoísta, caótico y amargo. Matías, mi querido principito, somos tan diferentes, tan desafinadamente discordantes, creo que por eso mismo te amo. Para mí el amor es un acto corrosivo que no debe manchar tu ingenua y cariñosa personalidad.
Matías, yo realmente aprecio el estoicismo con que soportas la vida en esta "porqueriza". Ciertamente, en mi intolerancia huyo... tal vez en busca de un hombre que no existe o tal vez de mi misma.
Matías, quisiera tener tu amor por este ingrato mundo, quisiera tener una fe inquebrantable como la tuya, quisiera amar como vos lo haces, quisiera confiar en la gente de la forma en que vos lo haces en mi misma, en esta desastrosa mujer que no posee más que un puñado de miedos y unas cuantas cicatrices.
con ternura,
Leslie
martes, 22 de marzo de 2011
Cerdito o Marioneta
Mientras las pocas almas bellas, como el caso de la dulce Leslie, deciden marcharse en buscan de vibrantes cariñoaventuras; me preguntó insistentemente: ¿estaré encerrad@ entre marranitos y marionetas?
Cuánta calamidad invade mi dulce corazón, cuántas cadenas sofocan mis delicadas alas, cuánto argumento de cartón sacude mis tímpanos de carey.
La dulzura de mi violín se estremece ante lo incordio de mi ambiguo entorno: titireteros fofos, ajadas muñequitas de papel crepe, bizantinas acuerdos de minut@s, lúgubres agresiones en los baños públicos y ficticias irrupciones de tenor...
Hoy, mis queridos lectores, me invade un lastimoso desdén...La ansiedad roe mis pensamientos, la duda me asalta con gravidez desmedida.
¿Seré acaso una bella marioneta en un escenario de peluche?¿Quién será el que unas veces tensa mis hilos, al punto de erizarme la piel, y en otras distende mi libertino espíritu? ¿Será mi libreto un discreto wikileak o tan solo un sucio freakyleak?
Todas estas dudas arrasan mi espíritu emprendedor, paralizan mi fino andar y corroen mi blanco violín.
Mami, dímelo de una vez...¿seré cerdito o marioneta?
Dubitativo,
Matías
miércoles, 16 de marzo de 2011
De mesas y otras visicitudes
Hoy, mis tiernos muñequitos de trapo, voy a escribirles sobre mesas. Sí; yo sé que están pensando... pero debo confesar que mi debilidad reposa sobre esos bichitos de cuatro pattitas. Mesas de tragos, mesas de pool, mesas gallegas, mesas rococó, mesas que más aplauden, mesas de abuela, mesas apostaditas, mesas de metal, mesas de la discordía, mesas de cemento, mesas de amor, mesas rosadas, mesas kitsch, mesas redondas, mesas en baratillo: todas ellas me causan tremenda ansiedad.
Sueño con mesas compartidas, mesas sólo mías, mesas de cuatro, seis y hasta ocho patas, mesas solas, mesas de formica, mesa de hormigón, mesas tranparentes, mesas turbias, mesas negociadoras, mmmesas, mesas. No hay trivialidad en cuatro patas solo imponentes mesas.
El gran poeta cubano Cintio Vitier , cómplice de mi fetiche escribió:
La Mesa
Esta mesa que construyó mi abuelo
para mi padre joven, guarda cosas
dispersas de mi alma, versos, prosas,
fragmentos de ilusión y desconsuelo.
Toco sus pobres tablas, el abuelo
ahora soy yo para otro niño, rosas
tuvo mi madre joven, misteriosas,
las nubes pasan en sereno vuelo.
Mi delirio cruzó por esta mesa
que tiene para mí algo prudente
de abrigo familiar, y de entereza.
Su fibra es la modestia resistente,
y atónita de sí, a mi extrañeza
le dio el soporte austero de mi gente.
Cintio, bardo de las mesas, iluminaste mi espiritú con tremendo verso: "Mi delirio cruzó por esta mesa". Cuánta abrumadora sensación de cariño emana una mesa... Dientes soy capaz de sacar por las mesas del mundo.
¡Oídme canallas, mi reino de algodón y ternura por una buena mesa!¡ Les advierto, mis chanchitos, que una bofetada merece quien a una mesa levante su mano, porque de ellas está lleno el restaurante celestial!
Besos a tí, mesa desamparada.
P.D: Sillas rencorosas, de ustedes me referiré en otro momento....
Matías
domingo, 13 de marzo de 2011
Una noche sin brillo
Ayer mientras disfrutaba de una noche de chicas, en mi adorado San José, me encontré con una muñequita deslumbrante. Debo confesar que me sentí realmente agobiad@ y un poco irascible con esa niña. La muy descarada se robó la mirada de todos los chicos del Bar... ¡Cuánto veneno me carcome cuando no soy la reina de la fiesta! Pero debo confesar que anoche esa princesita me ganó todo.... ¡Qué rabia me da admitirlo!
La niña era flaquita, pequeñita y bastante pálida sin embargo, portaba un delicioso vestido rojo puta apasionada ¡de PELUCHE! y bien cortito, el cual le dejaba ver buena parte de sus raquíticos muslos -pura envidia, lo confieso-; sus pantorrillas vestían unas envidiables botas de cuero negro con una punta de aguja "so nice". Finalmente, la muñquita remataba con un bolsito Gucci tan cute!
La sola presencia de esta niña era un ominoso hoyo negro que devoraba todo cuando la rodeaba. No obstante, cuando yo pensaba que todo estaba perdido, la rocolo importunó con el clásico Get it on mientras la muy putita improvisaba en la pista con movimientos tan a-go-gó... aquello fue simplemente maravilloso...devastación total para mi narcisítica personalidad.
Sí mis queridos lectores, la noche de ayer no fuí la charming star de siempre : (
Moraleja chicas: cuando se tiene estilo no hace falta una sinuosa cadera o unos descomunales pechos para causar un caos por donde pases...
Con cariño,
Matías






