jueves, 24 de marzo de 2011

La despedida de una amiga




Queridos lectores hoy voy a transcribir la carta que Leslie, una muy querida amiga mía, me dejó antes de partir. Esa princesa, de apariencia de niña frágil, ha sabido cautivar el corazón de ese muñequito de trapo.  No tengo palabras para expresar el cariño que le guardo a esa mariposita, solo espero que la gran mesa la cubra entre sus patas y le dé ese hombre que tod@s andamos buscando. Sin más les adjunto la carta de mi rosa con espinas:


Querido Matías:

Cariño, me despido de ti advirtiéndote que hay noches en las que dos almas como la tuya y la mía tienen que coincidir. Tú, como la Luna, incansablemente correteando la Tierra  y yo una vieja estrella, que en cierta noche de verano, se deja ver.  Así sabemos, por el fluir de las cosas, que vos y yo nos encontraremos nuevamente.
Mi destino es la aventura como el tuyo el cariño. Mi límite el cosmos como el tuyo... la Tierra. Almas como la mía son errantes: no hay puerto que las sostenga ni hombre que las domine. Lamentablemente, la soledad es nuestra  única certeza pues nosotras, las pendenciaras, irradiamos miedo entre los "puerquitos", como vos mismo los llamas cariñosamente.  
Para mí, Matías, el amor no es un acto de caridad sino uno demoníaco. No hay nada de redentor en amar como no hay nadie que muera por mí. Amar, para mí, es un acto desquiciado, desequilibrado.
Ya lo dijo alguien por ahí: " El amor es ese acto que surge con arrebato  de la nada y genera caos, ese caos es este apestoso mundo que tanto amas;  un terrible error  ocasionó el mundo y ese
error es el amor".

 El amor, mi querido, es asumir ese catastrófico error sin misericordia. El amor no se derrama a todos por igual, es un acto miserablemente egoísta, caótico y amargo. Matías, mi querido principito, somos tan diferentes, tan desafinadamente discordantes, creo que por eso mismo te amo. Para mí el amor es un acto corrosivo que no debe manchar tu ingenua y cariñosa personalidad.
Matías, yo realmente aprecio el estoicismo con que soportas la vida en esta "porqueriza". Ciertamente, en mi intolerancia huyo... tal vez en busca de un hombre que no existe o tal vez de mi misma.

Matías, quisiera tener tu amor por este ingrato mundo, quisiera tener una fe inquebrantable como la tuya, quisiera amar como vos lo haces, quisiera confiar en la gente de la forma en que vos lo haces en mi misma, en esta desastrosa mujer que no posee más que un puñado de miedos y unas cuantas cicatrices.

con ternura,

Leslie

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