He de confesar que no hace poco empecé a enfrentarme a ese miedillo a tu limoncito. Entre mis pocas herramientas sólo contaba con mi delicioso cuerpo, mi espíritu aventurero y mucho cariño.
Aún recuerdo mi primer día en tu recámara, yo lleno de susto y embarrado en aceite; vos con aquel Animalito Mundial irradiando seriedad...uuuuy cuanto pavor! Nada fue fácil en aquella
primera...reunión...jijiji. Hoy puede sentirme orgullos@ de ser primer@ en tu lista de cariños.
Hace menos de un año aquello era impensable. Hoy ya puede decirte con firmeza: "Nene, enséñame tu limoncito". Caras de envidia, coraje y frustración llenan los pasillos del trabajo. Incluso, algunas de mis amigotas me preguntan con cierta pavorosidad: "¿Cómo te comés ese limoncito sin arrugar la carita?" Yo les contesto con cierta seriedad: "Con emprendedurismo, ese es el motor de todo cariño, porque sólo el que es dueño de su culito puede volar muy alto".
En fin, estos últimos días no sólo he logrado el cariño tuyo, mi Animalito Mundial, sino que he ido puerta por puerta y de puerto a puerto ofreciendo cariño por doquier; exclamando con vigor: "¡Papi, enséñame tu limoncito!"
Oh sorpresa la de esta empoderada mariposita, que ha gozado de una embriaguez de polen, de un verdadero festín gastronómico, de un cariño desmesurado.
Una lección me ha dado la vida: el hecho de que se vea verde, delicado y algo amargo no significa que sea un limoncito...
En éxtasis,
Mati
Por cierto, quiero enviar un besito efusivo "a mon papillon en cuir" por la sugerencia.








